Volvemos a los orígenes, y no sin revuelo. Tras las insistentes advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca del elevadísimo número de cesáreas que se practican en los países desarrollados (en España hay preocupación en los colegios médicos), son cada vez más los ginecólogos que proclaman la necesidad de volver a los partos naturales.
Y no porque se haya puesto de moda aquello tan ridículo de 'parir con dolor'. Se trata, más bien, de hacer las cosas con criterios más lógicos y naturales, dicen. Los ejemplos cunden por todas partes.
Los partos de bajo riesgo en Holanda que tienen lugar en casa son tan seguros como los hospitalarios, según una investigación médica publicada esta semana, que niega que esta práctica sea la causa de la mortalidad perinatal en el país.
El índice de mortalidad de bebés recién nacidos en Holanda, donde el 30% de los partos se hacen en casa, es del 10 por 1.000, el doble que en España. Para los dos hospitales holandeses autores del estudio, el riesgo para un recién nacido es «igual de pequeño» si el parto se realiza en casa con la asistencia única de la matrona que en un centro hospitalario.
Algunos hospitales públicos y privados españoles están abogando por incluir los partos en el hogar con la necesaria vigilancia médica. Uno de los problemas es lograr que la gente entienda el asunto y no considere que parir en su propia casa supone una barbaridad a estas alturas de siglo.
Cierto, también, que son mayoría los médicos que rechazan tal opción. Deberían darse una vuelta, por ejemplo, por Nueva York y comprobar el aumento de demanda que hoy existe para dar a luz en el propio hogar, con asistencia de comadronas bien entrenadas en tales circunstancias.
Otra cosa es que empiecen a brotar espabilados/as cuyo olfato para los negocios les lleve a promocionar un acto íntimo para forrarse. Pero para evitar abusos están las leyes y las respectivas consejerías de sanidad de las comunidades.
Hay que devolver a la mujer el protagonismo que ha perdido por una medicalización excesiva del parto, que ha de ser lo más natural posible. Si es normal, la competencia debe ser de la comadrona, que ha sido relegada a enfermera del ginecólogo cuando no lo es, y el médico solo debe intervenir cuando haya complicaciones.
Son palabras de Íñigo Montesino Semper, responsable de la Guía Técnica del Proceso de Atención al Parto Normal y Puerperio del Sergas, el servicio de salud gallego. Además, es jefe del Servizo de Xinecoloxía e Obstetricia del hospital Virxe da Xunqueira, centro piloto para la puesta en marcha del proyecto de parto natural de la Xunta. En el complejo de Cee se busca la calidez y comodidad del proceso, como el parto en vertical. Y si los ginecólogos siguen utilizando el horizontal es solo porque han sido «formados así», admite. No es propaganda. Alguien en el ministerio que ahora dirige Trinidad Jiménez debería empezar a estudiar todo esto. Por cierto, ¿sabe algo Trini de gestión sanitaria? ¿Cuántas veces en su vida ha ido a un hospital público a curarse? Se admiten apuestas.
Autor y enlace: el confidencial
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